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En la Naturaleza están inalterables las únicas fuentes de regeneración humana, que tan afanosamente y sin lograrlo, tratan de localizar en los laboratorios farmacólogos, la fantasía imaginativa de los pseudo-sa-bios.
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En la Naturaleza, todo está previsto: el Supremo Creador: con su infinita sabiduría, dispersó por todos los ámbitos los elementos indispensables para sustento y protección de los seres de su creación. Si en el trópico abundan las endemias, en su flora súper abundan los elementos para combatirlas.
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Sólo un cambio fundamental en nuestro equivocado régimen de vida, cargado de vicios y excesos en el beber y en el fumar, en el comer hasta llenar, sin tener en cuenta las conveniencias de una ración equilibrada y acorde con el desgaste de nuestras labores diarias y la acción demoledora de nuestros trópicos, salvará la raza de la alarmante mortalidad prematura que nos enseñan las estadísticas diarias.
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